Canciller de Bolivia expuso los retos andinos frente a la crisis económica y la inestabilidad mundial

Canciller de Bolivia expuso los retos andinos frente a la crisis económica y la inestabilidad mundial

Lima, 6 nov. 2001 El Canciller de Bolivia, Gustavo Fernández, exhortó hoy a los países andinos a fortalecer la democracia y la libertad, reafirmar el derecho a una mejor inserción mundial, resistir las presiones proteccionistas y participar en la construcción del mercado hemisférico.

Frente a la crisis económica y el “paroxismo de la globalización”, al que sumó el “flujo desordenado y caótico del terror después del 11 de setiembre”, Fernández hizo un llamado a “actuar sin prejuicios ni dogmas, pero con claridad y responsabilidad”.

El canciller boliviano efectuó sus planteamientos al dar hoy una conferencia, en la sede de la Comunidad Andina sobre “Perspectivas de la integración en el actual contexto internacional”, invitado por el Secretario General de la CAN , Sebastián Alegrett, quien lo calificó de “estadista, diplomático y hombre de pensamiento y acción”.

En su intervención, largamente aplaudida por el cuerpo diplomático que asistió al acto, el canciller boliviano y presidente del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, dibujó el contexto internacional como un “cuadro turbulento, de paradojas y contrastes”.

Por un lado, la región andina muestra los logros de la construcción democrática, la modernización de las economías, la conquista de la paz y su vitalidad cultural. Por otro, persiste la “concentración de la riqueza y la exclusión social, la discriminación y el atraso acumulado, la dependencia y la vulnerabilidad”.

“No es hora de estabilidad”, enfatizó Fernández, “es un momento de cambio y transformación inestable a un nuevo equilibrio desconocido política y económicamente”, en el que se cruzan y chocan “las tendencias que vienen del pasado y las que anticipan el futuro”.

Las primeras tendencias se manifiestan en la “exclusión sistemática y ancestral de la población indígena y campesina” que está en “las capas tectónicas profundas de la sociedad andina”. Pero sus demandas actuales son distintas a las de hace 200 y hasta 50 años cuando procuraban integrarse a las sociedades nacionales.

En una especie de “mítico retorno al pasado”, los nuevos movimientos indígenas “ya no quieren integrarse, sino diferenciarse. Hoy se habla de autonomía cultural y étnica”, advirtió. Y es en ese “retorno de la historia”, que contradice el supuesto “fin de la historia” pronosticado por Francis Fukuyama, donde se inserta el fenómeno de la globalización “que no trajo estabilidad ni paz” y se convirtió en un “agente subvertor del orden establecido”, según Fernández.

A su juicio, la globalización cambió la economía y el sistema de producción, rompió la estructura de poder tradicional y cambió al Estado. “Ya no se corresponde el poder político nacional con la base de poder económico transnacional”, observó, a la par que también modificó las relaciones sociales, inclusive a la familia.

Al “paroxismo de la globalización” que equiparó con “una navegación a ciegas”, Fernández sumó “el flujo desordenado y caótico del terror” que conmovió al mundo con el atentado del 11 de setiembre.

De esos dramáticos acontecimientos, el canciller boliviano extrajo dos consecuencias. La primera, la reafirmación del valor del estado: “en las crisis y en las guerras, el Estado es más importante que el mercado”, afirmó, tras destacar la convergencia de las grandes naciones – Rusia, Estados Unidos y China- para “tratar de organizar el caos y reconstruir un sistema internacional que parecía salirse de sus manos”

La segunda consecuencia se refiere al plano económico. Según Fernández, el 11 de setiembre fue un “factor explosivo” que agudizó la profunda crisis, anticipada hace tres años, con los desequilibrios financieros que estallaron primero en Asia, luego en Brasil y ahora en Argentina , y “ponen en evidencia la vulnerabilidad de América Latina”.

La crisis económica genera, a su vez, dos tendencias. Por un lado, hay “una reacción política, formal y jurídica a favor del libre comercio”; por otro, se observa “un operativo empresarial concreto para garantizar la fluidez en las fuentes de abastecimiento y cobra importancia los costos de la seguridad y del transporte”.

Frente a esta situación, qué deben hacer los países andinos. Si bien admitió que “no tengo las respuestas, sino mis propias preguntas”, el canciller de Bolivia abogó por el fortalecimiento de la democracia. “Ante la amenaza del terror, debemos reafirmar la libertad y construir sociedades plurales, participativas, fundadas en el respeto a los derechos humanos”.

La erradicación de la pobreza y la promoción del desarrollo “como el verdadero nombre de la paz” es una “tarea política interna que deberá realizar cada sociedad andina”.

Ante la globalización, Fernández propuso la reafirmación del derecho a insertarnos mejor, pelear por los mercados, luchar por la democratización del sistema económico internacional y armonizar las políticas económicas y monetarias. “Hay un solo riesgo país y debemos enfrentarlo en común”, advirtió.

En el campo de la integración, sintetizó los logros alcanzados en más de tres décadas al destacar el incremento del comercio intracomunitario de 100 a casi 6.000 millones de dólares, la existencia del Tribunal Andino de Justicia que permite la solución de las controversias y el papel de la Corporación Andina de Fomento como fuente de financiamiento.

Pero advirtió que los países “no deben caer en la tentación de aplicar políticas proteccionistas que pueden romper con todo lo hecho” y deben ser capaces de “resolver sus diferencias comerciales”, al propio tiempo que se avanza en la articulación de la CAN con el Mercosur y “nos insertamos en el mercado hemisférico del Area de Libre Comercio de las Américas” que definió como un “paso inevitable y deseable”.